La belleza de la vestimenta, atuendos y peinados de las eras victoriana, eduardiana, etc me ha llamado siempre la atención. Me fascina la dedicación que tenían en esos tiempos para cada detalle. Los vestidos de las mujeres más elegantes eran hechos a mano, bordados, con pedrería y encajes muy delicados, y demoraban meses en hacerlos, la inmediatez de estos tiempos no existía entonces. Lo mismo con los peinados. Eso sí, en aquellas épocas era poco lo que se maquillaban, pues se consideraba vulgar. Ya en los años veinte, con la revolución industrial también hubo una revolución para las mujeres, quienes dejaron de usar esos bellos pero incómodos vestidos que las aprisionaban, y los cambiaron por unos rectos, y mostrando los tobillos, lo cual en esos tiempos era una osadía. Los peinados también se simplificaron y se cortaron el pelo por encima de los hombros. Además, comenzaron a maquillarse. Sin duda tiempos muy interesante en lo que a moda se refiere.
Pero aquí nos centraremos en la belleza y el encanto de las fotografías antiguas, desde los daguerrotipos a los retratos en sepia y blanco y negro, que tienen un encanto que ni con la mejor tecnología puede lograrse hoy en día. Ese encanto es el que quedó plasmado para siempre en los retratos de estas mujeres que les traigo a continuación, desde la época victoriana hasta comienzos de los años 20.
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Las gemelas Fairbanks, actrices de cine mudo, en 1922